Los Miami Marlins lograron una victoria decisiva, al ganar dos de los tres partidos a los Cincinnati Reds. Los Marlins habían estado luchando por encontrar su ritmo desde el parón del All-Star, lo que hizo que esta victoria en la serie fuera aún más significativa. Tras caer en el primer partido por 5-2, los Marlins se recuperaron y ganaron los dos últimos partidos de la serie.
El bullpen de los Marlins demostró ser el héroe olvidado de esta serie. Permitiendo sólo una carrera en el transcurso de los dos últimos partidos, demostraron su capacidad para mantener la ventaja en los últimos minutos, un factor crucial en el éxito de los Marlins. Su actuación fue decisiva para cambiar las tornas de la serie y, en última instancia, conseguir las tan necesarias victorias.
Braxton Garrett, el lanzador titular del segundo partido, estuvo excepcional, realizando una actuación magistral al permitir sólo dos carreras en seis entradas. Su lanzamiento estelar marcó la pauta para el resurgimiento de los Marlins, mientras que Johnny Cueto, que se había enfrentado a desafíos en sus últimas salidas, consiguió darle la vuelta a la situación, permitiendo tres carreras en cinco entradas durante el tercer partido, en el que los Fish fueron capaces de mantener la victoria por 3-2.
Mientras los Marlins iban a la zaga en el partido decisivo de la serie, fue el recién adquirido Josh Bell quien emergió como el héroe. Bell grabó su nombre en la historia de los Marlins con dos jonrones monumentales, incluido uno de tres carreras en la octava entrada que cambió el partido. En particular, esta actuación convirtió a Bell en el primer primera base de los Marlins en batear desde ambos lados del plato, una hazaña notable que electrizó la ofensiva de los Marlins. La hazaña de Bell allanó el camino para que Bryan De La Cruz diera el golpe final con un jonrón solitario en la novena, asegurando una victoria de 5-4 y sellando la victoria de la serie.
Con la victoria de la serie en su haber, los Marlins regresan a casa con un renovado sentido de propósito mientras se preparan para enfrentarse a los formidables Yankees de Nueva York en un enfrentamiento de fin de semana. Mientras Luzardo sube al montículo, los Fish están a punto de conseguir una racha de tres victorias consecutivas, que sería la primera desde la pausa del All-Star. Esta oportunidad les permite recuperar el impulso positivo necesario para su continua búsqueda de un puesto en los playoffs.
El próximo tramo de seis partidos tiene una inmensa importancia para los Miami Marlins. Su primer desafío es una serie contra los Yankees de Nueva York, un equipo que, a pesar de estar en la parte baja de la AL Este, impone respeto con un sólido récord de 59-56. Esta temporada, la AL Este ha demostrado ser un gigante de arriba a abajo, lo que deja claro que los Marlins no deben subestimar a los Yankees ni descartarlos como un mero equipo del último puesto. Después de los Yankees, Miami se enfrenta a los formidables Astros de Houston, que están sólo 1,5 partidos por detrás de los Rangers de Texas, un equipo que recientemente le propinó a los Marlins una difícil derrota en la serie con un récord de 66-50.
Los Marlins han tenido problemas para competir contra los equipos de élite tanto de la Liga Americana como de la Nacional, por lo que estos próximos enfrentamientos son cruciales. Con sólo medio partido de ventaja, el rendimiento de Miami en estos próximos seis partidos debe al menos acercarse a la marca de .500 si esperan mantener vivas sus aspiraciones de playoffs. Cada lanzamiento, cada bate tendrá su peso mientras los Marlins intentan estar a la altura de las circunstancias y aprovechar esta oportunidad para dar un empujón significativo hacia la postemporada.
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