Las enfermedades infecciosas que antes amenazaban la vida de los niños en EE.UU. se han vuelto raras gracias a las vacunas. Enfermedades como el sarampión, la poliomielitis, la difteria, la rubéola y la varicela eran antes comunes en los niños y provocaban complicaciones graves, efectos a largo plazo e incluso la muerte. Sin embargo, las vacunas aprobadas por la Food and Drug Administration (FDA) han reducido significativamente o casi eliminado estas amenazas.
Las vacunas son una de las herramientas más eficaces de la salud pública, ya que no sólo protegen a quienes las reciben, sino también a comunidades enteras gracias a la inmunidad colectiva. Cuando un gran porcentaje de la población está vacunada, resulta más difícil que las enfermedades contagiosas se propaguen, protegiendo así a las personas vulnerables que no pueden vacunarse, como los recién nacidos o las personas con sistemas inmunitarios debilitados.
Ahora que los niños vuelven al colegio, es más importante que nunca asegurarse de que están al día en sus vacunas. La pandemia de COVID-19 ha provocado retrasos en la atención sanitaria rutinaria, incluidas las vacunaciones, por lo que es crucial que las familias comprueben las cartillas de vacunación de sus hijos.
La FDA desempeña un papel fundamental a la hora de garantizar que las vacunas utilizadas en EE.UU. cumplen estrictas normas de seguridad, calidad y eficacia. Cada vacuna se somete a rigurosas pruebas y ensayos clínicos antes de ser aprobada para su uso, lo que garantiza que sean seguras tanto para niños como para adultos. Para obtener más información sobre las vacunas y consultar las últimas directrices, visite el sitio web oficial de la FDA en fda.gov.